El tiempo seguía pasando mientras vivía encerrado en su estrecha cápsula inaccesible. Pensaba en las veces que había mirado la espalda de una mujer, esperando poder mirarle los ojos. Pero ninguna le había dado ese privilegio, esa pequeña concesión que no movería más que su ingrato mundo de ilusiones sin salida.
Miraba el suelo mientras caminaba, ajeno al ruido exterior. Notó una presencia en la distancia. Cruzó la mirada al pasar al lado de la belleza femenina. Una vez más, se giró para mirarla y esperar una segunda oportunidad en sus ojos. Pero sintió miedo y volvió a mirar al frente, y nunca volvió a verla para preguntarle qué había hecho.

1 comentario:
Qué bonito. No sabía que escribías y es una sorpresa y una delicia descubrirlo! Me ha encantado todo, sobre todo lo de Pablo Neruda. Las fotos sone geniales. Muchas gracias! Sigue!
Eleberenice
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