20 mayo 2007

Caminando

Esta foto representa un triunfo. Podría decirse que un triunfo histórico, si tenemos en cuenta que sus protagonistas representan la ilusión de un pueblo, pero no un triunfo inusual, porque cada día y en todos los rincones del mundo la gente de a pie utiliza la voz como vehículo vital, o dicho de otra manera, el diálogo en todos los ámbitos cotidianos es un instrumento que empleamos sin pensar, para vivir.

Ian Paisley, líder protestante (izquierda), y Martin McGuinness, unionista, fueron durante muchos años acérrimos enemigos. Paisley manifestó, en un célebre mitin, que no hablaría con el Sinn Fein, never, never, never. McGuinness fue un miembro destacado del IRA, al que responsabiliza de muchos asesinatos. Ambos alentaron durante años la lucha armada, ambos son responsables de buena parte del odio que existía en Irlanda del Norte, de los barrios separados por enormes muros y alambradas, de las suspicacias, del miedo.

En las recientes elecciones, el partido de Paisley fue el más votado, seguido del Sinn Fein de McGuinness. Para poder formar un gobierno autónomo, disuelto desde 2002, el gobierno británico sólo les exigía una condición: unirse en coalición. De esta manera no sólo se aseguraba que la mayoría de los votantes estaría representada en su gobierno, sino que los dos viejos enemigos se sentarían en la misma mesa a hablar. Y así ocurrió, ambos llegaron a un acuerdo, Paisley sería primer ministro y McGuinness viceprimer ministro, en un gobierno de coalición formado por miembros de ambas formaciones.

Tras la firma, se sentaron en un mismo sofá y rieron. No a las víctimas, que ninguno olvida, ni al viejo odio. Rieron al futuro, rieron al deber cumplido, rieron a la paz. Y el pueblo y el mundo rieron con ellos, felices y aliviados, mirando por fin hacia delante.

13 mayo 2007

Té y viento

Echo agua sobre las hojas del Earl Grey. La primera vez en muchos años, pero abrí el bote a pesar de las advertencias sobre su scent y simplemente era lo que tocaba.

A veces me sorprendo de la flexibilidad que traen los años, cuando se supone que es al revés. Yo creo que en mi caso es una mezcla exponencial de madurez y autocuestionamiento. La importancia justa de las cosas, cuya cantidad (de importancia, se entiende) varía según a quién le preguntes... o no. Porque todas las cosas cambian su lugar en el ranking continuamente. Un mal sueño, unas gotas de sol, la risa del vecino, una valla en el campo. Y todo se tambalea, para bien o para mal.

Sin ir más lejos, el hecho del autodescubrimiento continuo unas veces está bien y otras es una putada. Y tantas otras cosas. ¿Qué es más ecológico, unos garbanzos biológicos traídos de Bolivia en un avión quemando queroseno, o unos garbanzos normales cultivados aquí al lado sin certificado biológico alguno pero provocando una décima parte de emisiones contaminantes?

Buscaré la respuesta en las hojas del Earl Grey. Pero no creo que la encuentre, porque eso también es un bulo... o no.