19 octubre 2006

Culpable de inocencia

Confieso que soy culpable de inocencia. Culpable de lo que imagino y, sin embargo, inocente de lo que no sé. Pero incluso de esto me siento culpable y, si me apuran, hasta de no saber lo imposible.

Anhelo lo que yo mismo me impido en alcanzar, sin estar seguro de esto último. Camino con un pie detrás del otro, o delante, con el rumbo gepesiano de la rutina recalcitrante. Olvidé, o mejor dicho, dejé olvidado, el imán que confunde la brújula y ata las férreas determinaciones que escriben lo que somos.

Cuento los episodios de libertad sensorial como las escasas piedras de un camino perdido. No podría escribir el manual para convertirlos, para darles la vuelta y otorgarles la forma de un túnel sin techo ni raíles, de un mar ácrata que ame los barcos que naveguen a su antojo.

Sostengo la arena de los días con la mano abierta y la retina conformando una espiral, un autolaberinto del que se perdió el plano pero no la filosofía. ¿Se imaginan un laberinto abandonado? Yo quiero caminar por dentro del seto, pero pisando las raíces preestablecidas que condeno pero no consigo apartar. Oliendo el quejido de un universo vegetal en el que tú y yo y todos los demás podemos encontrarnos o, al menos, pensarnos, inventarnos, trazarnos e incluso amarnos en cualquier momento, sin aparecernos.

Ignoro tantas cosas… y sin embargo sé con certeza que el tiempo es relativo y que el vértigo es bueno para la salud. Desconozco las leyes de la economía (no tanto sus injusticias), pero sé que la complejidad del mundo es directamente proporcional a la apatía de la mañana. No tienen necesidad, mis pies, de explorar los continentes inimaginables, que no inimaginarios, con los que le trampea algún rincón cerebral.

Saben, ellos y yo, que no hace falta caminar sobre el sustrato más que para trasladarse de forma física. Pero el paso bueno, el que no se detiene, está en la cadencia que uno le preste, y no quiera recuperar.

26 agosto 2006

Final / Merecido / Final

El pasado miércoles 16 de agosto murió en Brasil un personaje que se habría sentido a sus anchas en una borgiana Historia universal de la infamia. Muy lejos, pero no tanto, de la patria por la que libró su particular guerra, se fue de este mundo Alfredo Stroessner, el general que gobernó Paraguay durante 35 años como si de su propia finca particular se tratara.

Como muchos de los dictadores del siglo pasado, Stroessner hizo una carrera fulgurante en el ejército paraguayo, y escaló rápidamente puestos en la jerarquía castrense, hasta ser nombrado general a los 36 años, el más joven de Sudamérica. Corría el año 1948, y el prometedor (en todos los sentidos) militar ya demostraba tener, como se dice, un gran olfato político. No tardó en afiliarse al partido oficialista (que él mismo se encargaría de hacer único), el Partido Colorado. En 1954, dio un golpe de estado, y la Junta de Gobierno militar le proclamó Presidente de la República.

Poco a poco, Stroessner se fue haciendo con el control del Estado. Amparado en su lucha contra el comunismo y, por tanto, recibiendo el apoyo económico y político de los Estados Unidos, el régimen del dictador paraguayo secuestró, torturó y asesinó a al menos 4000 opositores. Seguramente el apoyo del gigante del Norte le hacía tener la conciencia tranquila, aunque no creo que, de todas maneras, le costara dormir por las noches. Es más, el buen hombre debió pensar que no estaba haciendo suficientes esfuerzos contra las hordas rojas, así que decidió participar gustosamente en la Operación Cóndor, aquella a través de la cual varios países del Cono Sur se unieron para hacer frente a la amenaza comunista. Como es sabido, la consecuencia del acuerdo al que llegaron estos países fue una represión social brutal, que derivó en la muerte o desaparición de miles de personas, especialmente en Chile (bajo el régimen de Pinochet) y el Argentina (cuya Junta Militar diseñó fríamente una nueva forma de realizar desapariciones masivas a través de los vuelos de la muerte).

No sabemos si algo de todo esto le debía hormiguear a Stroessner porque, a pesar de instaurar un mundo de miedo y represión en su país, decidió organizar elecciones periódicas (hasta 8) en las que, curiosamente, era el único candidato a Presidente. ¡Cualquiera se presenta! Durante su mandato, como ocurre en todas las dictaduras, el país se estancó, no sólo en temas evidentes como la inexistencia de libertad de expresión y demás derechos básicos de las personas (minucias, minucias), sino en otros temas más generales de desarrollo del país, como las infraestructuras. Sin embargo, toda obra que se terminaba, además de calles, plazas y pueblos ya existentes, había de cumplir dos requisitos fundamentales: se anunciaba a bombo y platillo en los medios de comunicación (todos controlados por el régimen, claro está) y tomaba el nombre de… ¿adivinan? (todo esto me recuerda a lo que hizo otro tipo… ¿quién era? Era por aquí cerca…). Llegó a cambiarle el nombre a una ciudad importante del país, que después del régimen tomó el nombre de Ciudad del Este, pero durante el mismo se llamó, cómo no, Puerto Presidente Stroessner. ¡Viva la modestia!

El país, lleno de soplones y espías del autocrático aparato de Stroessner (no piensen mal, me refiero al aparato político), funcionaba a base de las prebendas que todos esos acólitos exigían para realizar sus acciones. Esta corrupción enorme supuso (y, probablemente, suponga algo todavía) un freno considerable al desarrollo del país tras el paso del personaje por el poder.

Stroessner abrió las puertas del país a sus amigotes del otro lado del Atlántico. Paraguay acogió a un número indeterminado de criminales de guerra nazis, que habían huido a tiempo de Alemania sin llegar a ser juzgados. De la figura de Hitler le gustaba hasta el bigote (frase asimilable, de forma francamente apropiada en este contexto, a la muy ibérica “del cerdo, me gustan hasta los andares”), que copió (se confirma que a los dos les quedaba igual de mal). El pobre gobierno de Estados Unidos se hallaba en un brete: “¿le condeno por refugiar a criminales nazis, o le alabo por perseguir comunistas?. A ver, a veeeer… ¡Cuidado, un rojo!” Uno de los nazis que recalaron en Paraguay fue Josef Mengele, el científico de Hitler que se dedicaba a realizar experimentos biológicos con los presos de los campos de concentración. Una perlita, vamos.

En los años 80 se instauró la democracia en Brasil y Argentina, los vecinos grandes, y el régimen de Stroessner fue debilitándose. A finales de la década, el Partido Colorado decidió elegir al sucesor del sátrapa, y escogió, sin duda por su valía como político (no sean malos), al su hijo Gustavo. La reacción no se hizo esperar: el pueblo protestó y una facción del ejército se alzó en armas. El (ya por aquel entonces) viejo dictador huyó a Brasil. Poco tiempo después, hubo elecciones democráticas (proceso que Papá Alfredo tuvo que consultar en la enciclopedia) y comenzó la transición política en el país.

Stroessner no regresó, y murió solo en su casa de Brasilia. El gobierno paraguayo anunció que sus restos no serían recibidos con honor alguno, ni por haber sido jefe de Estado, ni por haber sido militar de alto rango. La familia del tirano, desconocedores del vocablo “democracia” (qué podían hacer ellos, el patriarca nunca osó emplear dicha palabra infausta) lo debió considerar una humillación pero, ironías de la Historia, finalmente el dictador fue enterrado en Brasil, tan cerca, pero tan lejos, de la patria por la que tanto luchó. Cada uno tiene lo que se merece.

Fuentes:
Wikipedia
El Galeón
La Nación

09 agosto 2006

Historias del Indalo (1): 13, Rue der Percebe

¡Emancipación! Desde hace ya casi un mes puedo decir que tengo mis propios (bueno, alquilados) 30 m2. En este primer capítulo de la serie del Indalo, voy a intentar demostrar cómo el que se queje porque le parecen escasos está equivocado: 30 metros dan para mucho.

Todo depende del contexto, amigos. Ya me avisaron desde la inmobiliaria (rehúso hacer comentario alguno sobre estas “empresas”, aunque todo se andará) antes de entrar: “Chaval, hay un pequeño inconveniente: No funciona todavía el termo y no hay agua caliente”. Habiéndome gastado las semanas anteriores más pasta en pensiones de mala muerte que el Sr. Roca (el de Marbella, no el de los váteres… un momento, ¿no será el mismo?) en comprar Mirós para su baño (definitivamente… ¡es el mismo!), decidí entrar en el estudio a pesar de las advertencias, para disminuir el agujero negro que tenía en el bolsillo.

Pero claro, siendo el termo de gas, tampoco funcionaba la cocina… Era mi oportunidad, después de tantos años perdidos ahora ya podía comer únicamente comida de microondas y ponerme más gordo que el hermano gordo de M.A., además de la saludable exposición a las ondas cancerígenas de este aparato. Bueno, me dije, con suerte no tardarán mucho en arreglarlo.

No es agradable, ni siquiera en Almería en pleno julio, ducharse con agua fría por la mañana. Al segundo día mentas cierta madre de alguien desconocido. Al tercer día, haces el mismo comentario, un poco más alto y ya referido a los sres. caseros. Cuando, al cuarto día, recuerdas con cariño a las familias completas de los empleados de la empresa del gas, te das cuenta que se te cae menos el pelo. Hasta el pelo está acojonado, que ya ni se cae. Te planteas seriamente la opción de convertirte en un estercolero andante. Dado que vives sólo nadie se va a enterar, y menos hoy en día que los vecinos van a lo suyo. Ah, qué tiempos aquellos en los que los mayores y no tan mayores pero sí marujos sacaban su silla al portal y ponían a pelar a medio barrio. Así empezó Zaplana.

Cuando ya llevaba un par de días duchándome con el casco, finalmente vino la empleada del gas, que decidió que al tratarse de un estudio sin tabiques, por normas de seguridad no se podía poner el gas. Lógico, pensé yo. Un tabique habría evitado mi muerte segura, teniendo en cuenta que el gas habría tardado días, qué digo días, ¡meses! en traspasar la potencial puerta después de atravesar los interminables 25 metros restantes de la casa. La empleada del gas ignoró mi gaseoso humor y me vino a decir: te jodes, chavalote: Hay que poner otro termo y vitrocerámica. Menos mal, le dije al casero, sólo he conseguido engordar 16 kilos en 6 días con la comida de microondas.

Cuando conseguí tener la vitro, descubrí un filón: no funcionaba (claro) pero en cuanto la intentaba encender le quitaba la luz a todo el edificio. Por Tutatis, por unos días me sentí como Bush: dominando al resto del mundo a base de actos estúpidos. Enseguida adelgazaba el peso ganado con la comida basura porque claro, el ascensor del edificio tampoco funcionaba (creo que se me ha olvidado señalar un detalle importante para entender la magnitud de todo ello: el edificio es nuevo. Repito: NUEVO), así que todos los días a bajar y subir tres pisos a pata. Cuando subía con la compra sufría mucho… ¡toda esta grasa empaquetada la quemaré en mi próxima salida a la calle!

Si por algún casual no me sentía todavía en el desierto, el excelentísimo Ayuntamiento de Almería se encarga de solucionar este problema gratuitamente: no hay más que levantar todas las calles del barrio en pleno verano. Oh, qué maravilla, ¡mi casa es un Saloon! Este alcalde es el amo, ya tengo mi propio parque temático. El otro día me encontré a John Wayne ligándose a unas chatis en mi sofá (que ejerce a su vez las funciones de cama, mesa, sillón de lectura, revistero y cesta de la colada). Lo malo es que el hombre estaba un poco, cómo decirlo… tieso.

El calor no lo llevo tan mal como yo pensaba. Para los que nos gustan las cosas bien hechas, qué mejor que una cifra redonda de temperatura: 50 grados (medida en mi sofá). Ya no tengo que tomar té para “abrir los poros”, como dicen los sabios moros: los tengo abiertos todo el día. La sensación de ir todo el día duchado es rara, pero te acostumbras. Lo mejor son los abdominales que hago cuando duermo hasta que cojo la postura. Creo que con tantas que he practicado, ya puedo patentar el “kamasutra solo” (abreviado del “kamasutra del que vive solo”). Además, con este nombre TAN comercial, seguro que me forro.

Hay más cosas positivas. No necesito ponerme el despertador para ir a trabajar. Todos los días, a la misma hora, ocurre un terremoto de unos 9 puntos en la escala de Richter. Vibran las lámparas, los vasos tintinean, y yo me acuerdo de los muertos del melón que sale todos los días a trabajar en un quad. Sí, sí, en un quad, esos vehículos tan respetuosos con el medio, que la gente usa normalmente en el monte (donde siguen dando ganas de patear al conductor). Pero vamos a ver, ¿se puede ser más cimbel? Menos mal que no te pilla con el sueño muy cogido, ya que antes, a las 2 am aproximadamente, te ha despertado el tunero de turno compartiendo generosamente su música con los vecinos (volveré a este tema más adelante); a las 3 am, el camión de la basura; a las 4:20 am, el del vidrio; a las 6:00, el primer autobús (desviado a mi calle por las obras con las que el ayuntamiento intenta convertir la ciudad en un barrio de Port Aventura) y, finalmente, a las 6:45, nuestro querido cerebro, urbanita conductor de quads. Lo bueno de todo es que al despertarme, aprovecho para apuntar la postura en la que me encuentro y la temperatura, que luego los necesitaré cuando publique mi kamasutra de impacto mundial.

Ya me voy conociendo mejor el barrio. Cada vez que cojo el coche (tengo la suerte de no tener que hacerlo apenas, ya que aquí se puede ir andando a casi todos los sitios), tardo una media de 3 días en poder aparcarlo. Así que me da tiempo para observar dónde están las cosas. Si me canso de buscar sitio, me pongo a seguir a un tunero, que con toda probabilidad estará dando vueltas al barrio durante varias horas para que no quede un vecino sin disfrutar de su estupendo reggaetón a 300 debibelios por oreja vecinal. Nunca había visto tanto tunero como aquí. El estereotipo es el de un mendrugo veinteañero, al volante de su seat león negro (casi irreconocible) lleno de luces y aleaciones mega-horteras, con gafas de sol incluso a las 2 de la madrugada y perdonándote la vida con una mirada que hace temblar a las farolas. Uuuu, qué miedo. Sigo sin comprender este fenómeno tan fascinante que combina un gusto más que dudoso, un derroche de dinero (y de gasolina) espectacular y un macarrismo rampante, combinado con la seguridad del protagonista de que es el más guay, cuando en realidad un 80% del barrio recuerda con cariño singular a todos los miembros de su árbol genealógico cuando pasa por debajo de su ventana.

Por cierto, ya he conocido a mi vecina (no se admiten comentarios). El otro día me pidió que fuera a su casa a hacerle unos “arreglos”. Antes de que la mente aviesa del lector relacione esa petición con la de una labor de “limpieza de tuberías”, aclararé que se trataba de una simple colocación de apliques en su baño. Como nadie me creería aunque me pasara el resto de mi existencia aportando pruebas irrefutables, lo dejaré aquí.

Me despido hasta la próxima historia del indalo, voy a quitarle la luz a los vecinos un rato.

21 julio 2006

Escondite

And in the end / the love you take / is equal to the love you make (The Beatles, "The end")

Si tú sabes
Lo que yo no sé de mí
No me lo digas
Ya lo sé.

Cuando me mires
Con ojos de cristal
Déjame sitio para escapar
En menos de un segundo.

Al caer, resbaladizo
Por tu sapiencia de hierro
Encerrada en una crisálida tan frágil
Me encierro en lo que no quiero ser.

Lo que te quiera decir
Y lo que piense
Son mi miedo desconocido

Agazapado en lo que soy.

23 junio 2006

Sastre de la Guerra

Acostumbrado a las presidencias quasi-vitalicias, durante las cuales los abusos a los derechos humanos y a los recursos naturales eran (y son) repartidos de forma tranquila en mandatos de 20, 30 ó más años, el continente africano (y la comunidad internacional) fueron sorprendidos cuando un presidente fue capaz de llevar a cabo una acción destructora, casi depredadora, en su país y en los vecinos, en un período aparentemente corto de años. Concretamente, seis: de 1997 a 2003.

La biografía de Charles Taylor, ex presidente de Liberia, es cuanto menos increíble, en el sentido literal de la palabra. Taylor comenzó su extensa actividad política en Estados Unidos, cuando era un estudiante de Economía en ese país. Liberia, un país creado en el el siglo XIX en la costa occidental africana bajo auspicio de la potencia americana, fue la primera república negra independiente de África, un siglo antes de que lo consiguieran los países colonizados por las potencias europeas. Formada por antiguos esclavos libertos del sur de EEUU (que dieron nombre al país), no tardaría, a pesar de una historia diferente a la de sus vecinos, en convertirse en un estado africano más, aprisionado como tantos otros por autócratas y sátrapas durante muchos años.

Tras el golpe de estado, en 1980, de Samuel Doe, un mediocre (como la mayoría de dictadores) militar que asumió la jefatura de estado con 28 años, Taylor, que había vuelto a Liberia, pasó a formar parte de la administración del estado bajo el cargo de viceministro de Comercio. En tres años, le dio tiempo a robar lo suficiente antes de ser acusado de ello, y huyó precipitadamente hacia Estados Unidos. Un año después, las autoridades de este país le detenían, tras realizar el gobierno de Doe una demanda de extradición. Pero, oh misterio, un preso de semejante relevancia fue capaz de escaparse de su prisión estadounidense al más puro estilo peliculero: serrando barrotes y descolgándose con una sábana junto con otros presos políticos. Poco después, todos ellos eran detenidos excepto... ¿adivináis quién? Oh misterio, acertásteis.

Taylor consiguió llegar de nuevo a África, donde fue entrenado como combatiente guerrillero en Libia, y se trasladó a la frontera entre Liberia y Costa de Marfil, esperando su oportunidad. En los últimos días de 1989, Taylor entró en Liberia atacando un puesto fronterizo. Desde ese momento, y hasta que accedió a la presidencia siete años después, fue ganando poder político y, sobre todo, militar. Su guerrilla, el Frente Nacional Patriótico de Liberia (NPFL, típico nombre de guerrilla y/o partido político africano, cambiando el país en cuestión), se convirtió en la más importante (y temida) del país, a pesar de las deserciones que sufrió. Una de estas deserciones, la del segundo de Taylor, Prince Johnson, impidió a aquél alcanzar el poder en su primer intento, ya que fue Johnson el que desalojó a Doe del poder (capturándolo y torturándolo hasta su muerte) y se proclamó presidente de la república.

Taylor se refugió en el norte del país y, amparado por la protección de los tupidos bosques tropicales, y a base de carecer de miramientos a la hora de reclutar efectivos militares (las fotos de niños y adolescentes de su guerrilla enfundando fusiles por las calles de Monrovia dieron la vuelta al mundo), se convirtió en el hombre más poderoso y rico del país (desde su privilegiado escondite controlaba el tráfico del oro, los diamantes y la madera con Sierra Leona y Costa de Marfil). Se ganó a pulso el título con el que ya siempre se le conocería. Un título siniestro, pero muy real: Señor de la Guerra. Las accines militares de su guerrilla se intensificaron, y nadie sabe a ciencia cierta cuántos muertos causaron a la indefensa población civil, sólo por el hecho de pertenecer a la tribu equivocada.

Triste ironía del destino, Taylor usó sus muertos como propaganda política en su campaña a las elecciones a la presidencia, que se celebraron en 1997 tras seis años de guerra civil y unos 200.000 muertos. Aunque parezca increíble, Taylor fue elegido presidente de Liberia con el 75% de los votos, tras haber usado en su campaña eslóganes como "Mejor el diablo que conoces que el ángel que no conoces", o el célebre y penoso "Él mató a mi mamá, él mató a mi papá, pero voy a votarle de todas maneras".

Una vez alcanzado el poder, nada se interpuso en su camino para no sólo tener el control férreo del país, sino para influir en la situación geopolítica de los países vecinos. Amparándose como siempre en su religiosidad (cuánto daño ha hecho la religión en manos de los tiranos, y de los no tan tiranos), Taylor traficó con diamantes sierraleonenses para poder proporcionar armas a la guerrilla de dicho país, rebelada en armas contra el gobierno de turno (por cierto, democrático). De nuevo, causante de unas horribles y famosas imágenes que apenas causaron reacción en el acomodado mundo occidental: la de los mutilados de la guerra de Sierra Leona, donde la guerrilla (dirigida por un antiguo amiguete de Taylor y compañero de entrenamiento en Libia) imponía su ley en el país a machetazo limpio. Unos 300.000 muertos (en Irak, de donde nos llegan noticias todos los días porque interesa, los muertos no llegan a la décima parte en un espacio de tiempo similar). La situación se volvió en su contra, y cuando apenas había salido de la anterior, Liberia comenzó a vivir una nueva guerra civil, que terminó en 2003 con su huida del país (trufada con un desafiante "Volveré") y posterior refugio bajo la protección del dictador nigeriano Obasanjo, encantado de tener a un señor tan simpático y agradable viviendo en su suelo.

Al final Nigeria, presionada por la ONU, accedió a extraditar a Taylor para que éste fuera sometido a juicio por crímenes de guerra en el Tribunal de Justicia especial para Sierra Leona. Asustado por la que se le podía venir encima, el escurridizo Señor de la Guerra intentó escabullirse y refugiarse en Camerún, pero fue detenido hace apenas tres meses, el 29 de marzo de este año. Finalmente, el pasado martes 21 de junio fue trasladado desde Freetown, capital de Sierra Leona, a La Haya. Taylor va a ser el segundo ex jefe de estado en ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional de La Haya, tras Milosevic, con el que tiene interesantes paralelismos, como detallaba el gran corresponsal de guerra Ramón Lobo el pasado miércoles: Como Slobodan Milosevic, el ex presidente de Liberia Charles Taylor logró destruir su país en poco tiempo, extender la guerra a sus vecinos y convertirse en un problema para todos. Taylor se enfrenta a 11 cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad, como mutilaciones, violaciones, uso de menores para la guerra, asesinatos múltiples, rapto, pillaje, esclavismo y castigos colectivos de civiles. Vamos, cualquiera se va con él de birras.

Esperemos que el angelito Taylor no muera, como Milosevic, antes de cumplir su condena. En todo caso parece que, al final, el Señor de la Guerra nunca "volverá". Buen día para la humanidad.

Fuentes:
Fundació CIDOB
El País (21 de Junio de 2006)
Wikipedia

19 junio 2006

Pequeños desconocidos

¿Cuántos secretos guardas tú?

Todos los tenemos, sin excepción. Pequeños o grandes, buenos y malos. Peligrosos. Dolorosos. Felices. Incluso increíbles.

Alguna vez he pensado en los míos, recientemente, desde que descubrí Postsecret. El blog que se ha llevado los más importantes premios internacionales en esta categoría de páginas web, a veces llamada (erróneamente, creo) "diarios de bitácora". Una idea tan simple como crear una plataforma donde compartir nuestros más secretos secretos. No esos que sólo un amigo sabe. Los tuyos, sólo tuyos. Piénsalo, parece que no pero seguro que más de uno tienes.

Es una pequeña morada de nuestras cosas inconfesables. Algo más que nos hace únicos, y que nos da más valor. Aunque nadie más lo sepa.

14 junio 2006

Bucle

Se incorporó bruscamente, empapado en sudor, ojeroso. Aterrorizado. Había tenido ese sueño antes. Corría perseguido por sí mismo. Ninguno de los dos alcanzaba su destino. ¿Quien perseguía a quién, a qué? La sabana se extendía delante de él, y de él. Esqueléticas acacias actuában como testigos inmutables, dueñas únicas del desierto. Nubes de polvo les cegaban a medida que se acercaban a su objetivo, que no alcanzarían si seguían corriendo, aunque nunca pararon a pensarlo.

Había tenido ese sueño antes. Desde que comprendió que los acontecimientos le perseguían a él, y no al revés. Desde que ellos guardaban la ilusión, no su mente. Nada fue igual desde entonces; él entró en su vida, por su culpa. Sólo él mismo había sido el causante de convertirse en un espejo de lo que nunca quiso ser, un conformista de sueños (sus sueños) incumplidos. En definitiva, el causante de que él le arruinara la vida cuando admitió la existencia del abandono.

Se incorporó súbitamente, sudoroso. Había tenido ese sueño antes. Soñaba que se incorporaba bruscamente, empapado en sudor, ojeroso.

Aterrorizado.


Foto [Gutenberg]

09 junio 2006

Nytt möte

Y volver a revivir lo inrevivible, las compañías nunca del todo abandonadas, las risas que no dejaron de escucharse, los viajes que siguieron viajando en forma de otros portadores de los mismos sueños, las fotografías animadas de las experiencias irrepetibles pero no inimitables. Hoy, regreso al dulce pasado. Välkomna!

02 junio 2006

Mañana antes de ayer

Otra vez la prisa. Corre. Grita. Suda tu ilusión. Ya te estás volviendo frío, de tanto sedentarismo. Ni el sol calienta una espera desesperada. Un truco más, quizá, o no. No quieres esperar nada de quien nada te ha dado, claro. Ni siquiera le conoces, pero con eso es suficiente, tú ya sabes. No me la van a colar, porque yo quiero llevar el rumbo, ser dueño de mi elección, regatear a los horarios. Eso dices. Una y otra vez, un día tras otro, en un nuevo mes que ya lleva retraso de un día, y no toca cambiar el reloj todavía. El reloj es el que te oprime, realmente. El que te persigue en tus segundos de insomnio con el eco de sus segundos en la silenciosa habitación. El segundero, o tus latidos. Nunca ganaron ellos la partida. No lloras tu melancolía, ni siquiera cuando quieres. Ni eso puedes decidir. No te gusta este papel de calco que mancha tus días. Miras, perdido, los discursos vacíos que no te convencen. Has vivido demasiado poco para saber que eso lo sabes. Tu intuición no te falla.

Excepto hoy.

01 junio 2006

Títulos de descrédito

A veces me pregunto por qué me gustan tanto (en general) las películas que retratan las pequeñas cosas de la gente común, historias que sentimos cercanas, en las que la gente odia o ama, transmite los sentimientos que sentimos tan próximos aunque ocurran en lugares lejanos y dispares como Corea, Sudáfrica o México.

Me fascina la magia que produce una buena película, cuando dejamos nuestros cansados cuerpos en la butaca y nos metemos en la historia que unos minutos antes era desconocida y ahora es nuestra. Caminamos por las imágenes con pies de pluma, pisando los paisajes, llorando con las penas sin llorar, sintiendo una familiaridad canalla con aquellos a los que nunca conoceremos. Riendo las diminutas cotidianidades, como reímos siempre lo que conocemos al comprobar que, en el fondo, hacemos todos las mismas cosas.

Envidio no a Superman, ni al general héroe de las pelis norteamericanas, ni siquiera al Sam de Casablanca. Sólo quisiera gritar el guión de una pelea, tener anécdotas increíbles, caer y subir de nuevo sólo con la fuerza que tiene el creer en uno mismo.

A veces quisiera haber tenido otra vida, haber pensado tantas cosas antes. Pero eso, de momento, no lo enseñan en el cine.

26 mayo 2006

Pasajero Sr. Sueño

Hoy vi cuatro olas hacer un cuadro. Todavía asombrado, enterré mis pies en lo que creía arena pero no era otra cosa que barro, barro marino. Largas líneas de espuma se enredaban en besos imposibles. Un sueño guerrero chapoteaba en las anchas lenguas de mar engañadas por el sol vespertino.

Me senté en una duna a observar los esfuerzos de aquel ente, aquella ilusión visible sin serlo, revolviéndose furiosa en el impertérrito oleaje. Pensé fugazmente en ayudarlo, pero el pensamiento se fue tan pronto como había venido: algo me dijo que el sueño se rebelaría a cualquier ayuda exterior.

Cuando salió del aprieto marino, se acercó y se sentó a mi lado. Durante un rato, observamos en silencio la prolongada agonía del sol. Me preguntó que por qué no le había ayudado. Busqué en él a mis propios sueños escapados. Pero en su lugar me encontré a mi mismo.


Foto: Playa de las Mimosas, Málaga. 15 Marzo 2006 [Wala]

20 mayo 2006

Vuelo con destino impar

Tiempo de viajar, de historia vital, de experiencias en el asfalto extranjero. Tiempo de dar de sí, hablar desde dentro, abrir los sentidos y sentir la prevalencia del tacto sin prestarle atención (esta vez). Tiempo de dejar a los perros en la calle y entrar libre de cargas en la oficina, de excitante incertidumbre en las ventanas desconocidas.

Tiempo de recordar y hacer saber lo que muchos dudan: que a veces las historias nacen desde fuera.

19 mayo 2006

Luchar con la palabra

"Confieso que he vivido", de Pablo Neruda

La vida de muchas personas está determinada por una fenomenal combinación de oportunidad y talento. Desde niños o jóvenes, son ellos su propia historia fantástica, algo que tarde o temprano les llevará al éxito o a las portadas o a las bocas de la gente.

Pablo Neruda, poeta chileno, dedicó su vida a escribir y hacer de su escritura una herramienta de lucha política, como cuenta en su estupendo libro de memorias, Confieso que he vivido. Pronto se definió comunista, y a pesar de las decepciones que se pudo llevar al ver el giro erróneo que esta doctrina tomaba en manos de algunos dirigentes mundiales, nunca abandonó sus ideales a favor de los más desfavorecidos, que le idolatraban tanto en su país natal como en muchos lugares del resto del mundo. Murió comunista, apenas dos semanas después del golpe de estado de Pinochet, en su casa de Isla Negra, seguramente muy apenado de ver que el triunfo largamente esperado del pueblo una vez más era interrumpido por la violencia.

Neruda fue cónsul de su país desde muy joven, apenas pasados los veinte años, en lugares tan exóticos como Ceilán (hoy Sri Lanka) y Rangoon, la capital de Birmania. Cerca de ese país, en Camboya, y muchos años más tarde, el líder comunista Pol Pot realizaría una de las mayores "limpiezas étnicas" (que término más horrible) ocurridas en el sudeste asiático. Hoy nadie puede imaginar que a un chaval de veinte años se le confíe una delegación diplomática (seguramente le pedirán de 5 a 10 años de experiencia, jaja, además de dos carreras), pero en aquellos tiempos estos episodios románticos eran incluso comunes.

Viajar por el mundo le sirvió a Neruda para ser testigo de cambios políticos, culturas exóticas, opresión y guerra. Estuvo en la guerra civil española, marchándose antes de que fuera demasiado tarde. Desde París apoyó la emigración de españoles a Chile y Argentina. Pocos años más tarde, él mismo habría de exiliarse en este último país, cuando uno de los dictadores chilenos puso precio a su cabeza.

Entre tanta aventura, Neruda publicaba increíbles poemas que viajaban por las manos del mundo. La poesía le dio más fuerza que a algunos las armas, por eso era temido. En los países más diversos leían sus libros. Su activismo hizo que su escritura creciese (y viviese) aún más en el universo de tantas gentes y pueblos. Los últimos años de su vida los dedicó a servir al legítimo gobierno de Salvador Allende, hasta que éste fue derrocado por la muerte vestida de militar. Me cuesta creer que la gente muera de pena, pero en el caso de Pablo Neruda me parece tan poético como real.

17 mayo 2006

Mirar sin mirar

Reflexionaba en su vieja obsesión con los absolutismos. Los de siempre, los históricos, y también aquellas características de su extraño universo personal que él metía dentro de esa categoría. Creía firmemente que no podría alcanzar nunca el éxito: nada lo hacía distinguirse de los demás como lo hacían los triunfadores, los que dejaban una estela tras de sí.

El tiempo seguía pasando mientras vivía encerrado en su estrecha cápsula inaccesible. Pensaba en las veces que había mirado la espalda de una mujer, esperando poder mirarle los ojos. Pero ninguna le había dado ese privilegio, esa pequeña concesión que no movería más que su ingrato mundo de ilusiones sin salida.

Miraba el suelo mientras caminaba, ajeno al ruido exterior. Notó una presencia en la distancia. Cruzó la mirada al pasar al lado de la belleza femenina. Una vez más, se giró para mirarla y esperar una segunda oportunidad en sus ojos. Pero sintió miedo y volvió a mirar al frente, y nunca volvió a verla para preguntarle qué había hecho.

13 mayo 2006

Historia andante

Los veo caminar incansablemente, con la mirada al frente y a los lados, cargados de bártulos de todo tipo. Durante horas, pasean sus cuerpos atléticos cubiertos hasta los pies, erguidos y dignos. Detrás de las maletas con gafas y relojes, de los brazos cubiertos por pareos de mil colores, está la historia que no conocemos. Es la historia de un expatriado, de una aventura suicida para conseguir un sueño inalcanzable en nuestro saturado mundo desarrollado.

Es la imagen de lo que hicimos de África, una jugosa tarta llena de frutos fantásticos repartida al tun-tún entre unos cuantos que no tenían frutos, pero sí armas para recolectarlos. La imagen de lo que les enseñamos los europeos: la dictadura de la razón única, el mandato de los tiranos, doctrina que ellos aprendieron bien y perpetúan todavía en muchos países. Es la representación, en arrugas y pies, del tiralíneas con el que se trazaron las fronteras de sus países, dividiendo etnias y pueblos al servicio de sus majestades, los colonizadores. El mismo tiralíneas que usan ellos ahora para dibujar la línea más corta hacia nuestra costa, sobre la que plasmarán las penurias de un viaje dramático. Huyen de los países que los necesitan para progresar, para sacudirse el lastre de los sátrapas de cosecha propia, herederos de los sátrapas extranjeros, pero muchas veces incluso más crueles.

Caminan la playa, arriba y abajo, en busca de un sueño negado de antemano. Pero ellos no lo sabían.



Foto tomada en Punta Paloma, Cádiz. Septiembre 2005 [Wala]

Manifiesto (III) en boca de sabio

Lo dijo uno que sabía escribir:

Yo quiero vivir en un mundo sin excomulgados. No excomulgaré a nadie (...). Quiero vivir en un mundo en que los seres sean solamente humanos, sin más titulos que ese, sin darse en la cabeza con una regla, con una palabra, con una etiqueta. Quiero que se pueda entrar a todas las iglesias, a todas las imprentas. Quiero que no esperen a nadie nunca más en la puerta de la alcaldía para detenerlo y expulsarlo (...). Quiero que la gran mayoría, la única mayoría, todos, puedan hablar, leer, escuchar, florecer. No entendí nunca la lucha sino para que ésta termine. No entendí nunca el rigor, sino para que el rigor no exista. He tomado un camino porque creo que ese camino nos lleva a la amabilidad duradera. Lucho por esa bondad ubicua, extensa, inexhaustible (...).

Extraído del libro Confieso que he vivido, de Pablo Neruda (1904-1973)
Nota: el comentario sobre las alcaldías no es aplicable a las de la Costa del Sol.

Entornada, pero abierta

Ayer me di cuenta de todo. O casi. De que hasta que yo no cierre mi puerta ellos no habrán cerrado la suya, claro. Cómo no me pude percatar antes. Esto explica tantas cosas, tantas miradas cansadas, tanta aprensión escondida en una jaula invisible, tanta frustración obligada, pero que sólo los mejores ejercen hasta el final.

Fue pisando la arena mojada de la playa cuando puse mis dudas a tender. Una paradoja, allá a la orilla del mar fue donde la marejada se apagó momentáneamente. También allí, sin embargo, encontré el germen de la desazón que me atacaría al anochecer, con las tórtolas acostadas y los grillos desaparecidos. La semilla que agarró, y me rodeó con su fatiga de siglos. Me pregunto si me siento mejor ahora que lo descubrí. Quizá, algo. Pero no suficiente.


Foto: Pies Mojados [Ewa Kulak]

10 mayo 2006

La historia de siempre

Con sólo 38 años, Idriss Déby alcanzó su máxima ambición. Atrás quedaban los años de incertidumbre, de intriga, de exilio. Al fin podía hacer uso de las valiosas enseñanzas adquiridas apenas cinco años antes en la Escuela de Guerra de París, un lugar que no perdió tiempo en esconderse bajo ningún eufemismo. ¿Cuál mejor para recibir la formación que necesitaba para sus propósitos? Al fin y al cabo, esta Escuela había exportado su idea exitosa a otras partes del globo: en los años 60 desembarcó en Argentina sin ánimo de esconderse bajo seudónimo alguno. Se creó la Escuela de Guerra de Buenos Aires, donde sus afamados profesores, veteranos militares franceses de la Guerra de Argelia, enseñaron a los militares argentinos el arte de la tortura.

Pero eso es otra historia. El joven coronel Déby regresó a su país con la lección bien aprendida y en una posición de privilegio para acometer sus buenas y democráticas intenciones. El 1990, derrocaba a su jefe, el Presidente Habré, y se proclamaba jefe de Estado de Chad, asegurando a la población la pronta instauración de una democracia en el país, que tenía ya en el contador unas cuantas dictaduras militares desde su independencia en 1960. El antiguo poder colonial, Francia, bendijo el golpe de estado igual que había bendecido los anteriores. Mientras, la población observaba el proceso con lógicas dudas, preguntándose si el cambio político sería al fin en su beneficio. Pero no lo fue.

Unos meses más tarde de su triunfo militar,
Déby se proclamó presidente de la República. Pobre hombre, ¡mira que haber prometido democracia! Menos mal que la memoria es flaca y que se olvidó de sus promesas, no fuera a ser que no se pudiera enriquecer a costa del pueblo. Bueno, en el improbable caso de que hubiera decidido trabajar por sus conciudadanos, ya tenía allí a un millar de militares franceses para recordarle que se dejara de pamplinas, mejor hacerse rico dando concesiones de los recursos naturales de Chad a Francia a precios asequibles. El pueblo ya saldría adelante, hombre, que ya son mayorcitos. Pero para que no sospechen, le dijeron: celebra elecciones de vez en cuando. Nosotros te dejamos al Sr. Grand D'Esnon, realizador de las campañas electorales de Chirac, para que te ayude a hacer las tuyas y, por el mismo precio, a amañar las elecciones.


Hoy hace una semana que se celebraron elecciones en Chad. Todos los partidos en la oposición, unos 20, formaron una coalición para boicotear las elecciones, seguros de que estaban arregladas de antemano para la victoria de Déby (la tercera, tras 16 años en el poder). El día de las elecciones, los aviones de la armada francesa
sobrevolaron las columnas rebeldes que intentan derrocar a Déby (¿vendrá un nuevo dictador, o un demócrata?) para darle información militar a su protegido presidente. No hubo sorpresas: sin oposición concurriendo a la cita electoral, Déby se proclamó presidente para un nuevo quinquenio. Parece que sobre este señor no pesan las 25 mil muertes a opositores de las que se le acusa, ni el empobrecimiento de un país que ocupa el undécimo puesto por la cola en la lista de desarrollo de la ONU (entre 192 países), pero del que salen 200 mil barriles de petróleo al día hacia Occidente. El Banco Mundial, desde el descubrimiento de sus yacimientos petrolíferos, ha presionado al gobierno de Chad para que invierta gran parte de sus ingresos en la población, pero Amnistía Internacional denuncia que uno de los superproyectos de infraestructuras del Banco, la construcción de un oleoducto de más de 1000 km hasta Camerún, puede contribuir a la violación de los derechos humanos de las poblaciones y trabajadores afectados por el proyecto.



Las esperanzas de la población son pocas, como explica un
artículo sobre los países petroleros africanos: Chad's infant oil industry is effectively a joint venture among the oil companies, the government, and the World Bank. Boiled down, their mission statement is to extract oil profitably, to share the proceeds in a transparent and equitable way, to protect the environment, and to spend most of the government's share on reducing poverty. The big question is whether this original formula can transform one of the continent's classic basket cases into a functioning state, providing its nearly ten million citizens—whose annual per capita income is about $1,600—with a decent future after decades of civil war, injustice, and upheaval. But pending the achievement of this ambition, gratitude is simply not on the agenda in the villages we visit. Distrust and unsatisfied expectations certainly are.

Déby, asustado tras varios intentos de golpe de estado, gasta el dinero del petróleo en armamento. El Banco Mundial cancela los proyectos de desarrollo en el país, ante tal afrenta. Dura ya mucho el sueño del viejo coronel Idriss Déby.


Fuentes y enlaces a las mismas: subrayadas en texto
Fotos:
[1] Wikipedia
[2] National Geographic

09 mayo 2006

Enigmas sin sonido

Presiono con mis dedos el espejo de una frustración escondida. Nosotros mismos somos los culpables de la pérdida de identidad de nuestros secretos, entidades fantasmagóricas para los demás, requiebros a la apariencia para nosotros. Pero raras veces lo hacemos. Al menos no todos, siempre queda algo intransigible, una pequeña parcela en la que encerramos cosas de las que nos avergonzamos, aventuras incontables, espectros de cuando éramos otros, ideas contrarias a lo que somos, casas vulnerables con habitaciones inconfesables.

05 mayo 2006

Manifiesto (II)

Mis ojos te ven, aunque sea imposible.

[Picasso]

04 mayo 2006

Billete de largo recorrido

Un viaje inacabado es lo que somos, y algunos incluso queremos ser. Una intrépida aventura a todo lo que queda por conocer. Un periplo sin rumbo previo, un vuelo de cóndor por paisajes invisibles llenos de color, una odisea por los rincones inexplorados de la belleza perdida.

No renunciemos al éxodo, aunque no nos movamos de nuestro sillón. Sentémonos en la borda del crucero que lleva nuestros sueños. Miremos el horizonte mientras planeamos cuáles de ellos queremos cumplir.

Iniciemos la expedición a los territorios que no nos pertenecen. Hagamos valer nuestro derecho sobre todas las cosas del mundo y ninguna. Recorramos el planeta de la imaginación de igual a igual con todos sus pobladores.

Agarren la maleta y llénenla, pero dejen fuera los demonios.

30 abril 2006

Escalar cuando haya montaña

Me sentí en medio de la ola, captando con los ojos las imágenes de un presente tentador, ofreciente de miradas infinitas y cuerpos moldeados. Vestido con ropajes futuros, o presentes, me pregunté en esas horas de zozobra cuándo volvería a bailar con la risa del demonio, sobre el fuego de la calle, oliendo el perfume de la locura.

Por fortuna, todavía estoy y me siento en el lado fresco de la balanza, aunque a veces me engañe la traicionera realidad e incluso mi propio pasado (excepto cálidos episodios en medio del frío) de mansedad incompatible con la propia naturaleza chalada de la inocencia. Yo mismo me debato en esa batalla que creo todavía no perdida, pero sin saber cuándo podré participar en la lucha, porque la guerra es una sucesión continua de escaramuzas.

Mientras llega el momento, que quede abierta la puerta.

29 abril 2006

Raíles oxidados

Risas de altavoz desafinado suenan en el umbral de la estación. Retumban en las paredes, en los bancos, en las sucias baldosas que ya no reflejan la opulencia de los tiempos pasados. El vagabundo, única presencia en la penumbrosa estancia, perfila una de las muecas de su reducido catálogo de discrepancias con la vida, mohíno cuadro decolorido de un presente que no recuerda. Se prepara ya para la rutina que, de tanto escuchar, le pertenece. Al detenerse la estruendosa maquinaria, un revisor más resignado que sus pasos entra en la sala y anuncia: viajeros al tren. Camina hasta la que fue monumental puerta y afirma: viajeros al tren. Inseguro fuera del vagón de sus miserias, emprende el regreso. Al llegar a la altura del vagabundo, se detiene una vez más y escupe: viajeros al tren.

No recuerda que el tren hace años que dejó de parar, en la vieja estación.

Natural

Desconfío de la falta de autenticidad, de la falsedad interpretativa, de lo que no sea natural cuando lo puede ser, sin pretensiones. Hay momentos, continuamente, en que la gente sufre una transformación para adaptarse con comodidad, sin perder la sonrisa, impunemente incluso, a situaciones alejadas de su pensamiento y de su forma de actuar. Eso no es flexibilidad ni adaptabilidad al cambio, cualidades estas positivas y necesarias, sino una pérdida de personalidad, una renuncia a tus creencias, una pobre actuación.

Mi paciencia se rebela ante los que critican a los que ayer reían y ante aquellos que loan a los que ayer ridiculizaban. Ahí, en ese punto, se acaba mi diplomacia. Es el momento de abandonar elegantemente la escena, si se logra no caer en la tentación de reir o llorar frente a semejante actitud ilógica y poco divertida.

Cuando lo pienso me pregunto si es una reacción a mi incapacidad de detener y protestar ante tonterías de ese calibre. Admiro, como una parte de la belleza de las cosas, la naturalidad y la claridad de ideas. Yo no puedo ser quien no soy (aunque sí puedo no tener las ideas claras), ni quiero pretender ponerme una máscara carnavalesca para actuar frente a un público del que no me interesa su aplauso.

Además, la naturalidad está directamente ligada al mejor solucionador de problemas del mundo mundial: el humor.

28 abril 2006

Poder nuclear

El 26 de abril, hace dos días, se cumplió el vigésimo aniversario de la catástrofe nuclear de Chernóbil (Chernobyl). El reactor número 4 de la central nuclear ucraniana (por aquel entonces, todavía soviética) explotó poco después de comenzar el día, al encadenarse una serie de fallos humanos y técnicos en la sala de control de la central. Sólo más de un día después (en la mañana del 27 de abril de 1986) se desalojó la ciudad de Prípiat (Prypiat), construida en los años 70 para albergar a los trabajadores de la central (5000, de los 48000 habitantes de la misma). Nadie sabía nada en la ciudad, situada a menos de 1 kilómetro de la central, de lo que había pasado, ni de que a esa hora había muerto ya una treintena de personas debida a la exposición directa a la radiación. Eran los liquidadores, jóvenes soldados traídos para extinguir el incendio e intentar arreglar el desaguisado nuclear. Muchos de los que sobrevivieron a esos primeros momentos fallecieron en los días o meses siguientes.


La URSS de Gorbachov, que propugnaba una transparencia informativa hasta entonces inexistente en el país, se tomó el asunto con tranquilidad. Cuando desalojó Prípiat, miles de personas habían estado expuestas ya a niveles de radiación 150 veces superiores al máximo recomendado para evitar riesgos en la salud. El resto del país, incluidas otras zonas directamente afectadas por la nube radiactiva, sólo se enteró de lo ocurrido 10 días después, cuando el Jefe de Gobierno compareció en la televisión estatal para anunciar la “tragedia”.


No sólo liquidadores murieron a consecuencia del accidente nuclear. Las fuentes varían mucho en este sentido. Greenpeace, en su
página dedicada al aniversario, y con datos de la Academia Rusa de Ciencias, habla de 200000 muertos, mientras que National Geographic asegura que las cifras que hablaban de decenas de miles de muertos están científicamente desacreditadas, y que apenas 4000 han muerto de forma directa de cáncer provocado por la radiación. La cifra exacta no se sabe, pero en cualquier caso, como indica Greenpeace, las consecuencias trágicas del accidente no se limitan a las muertes causadas por la rotura del reactor, sino que van mucho más allá:

Los efectos de la nube radiactiva han sido devastadores: 200.000 víctimas en las tres república ex-soviéticas (según informa la Academia Rusa de Ciencias), se prevén otros 270.000 casos de cáncer en el mundo de los cuales 93.000 mortales, disminución de la capacidad de defensa del sistema inmunitario de los afectados, envejecimiento prematuro de unos 7-9 años, malformaciones, mutaciones genéticas, 350.000 personas realojadas, más de 5 millones de personas aún viven en las zonas contaminadas, pérdida de las tierras agrícolas por contaminación, crisis económica y los consecuentes trastornos socio-psicológicos.

También National Geographic, en un
reportaje (narrado en voz y con estupendas imágenes) en su revista de abril, reconoce que las muertes directas son sólo una parte de las graves consecuencias del accidente:

A día de hoy, unos 4000 niños y adolescentes en Bielorrusia, Rusia y Ucrania han sido diagnosticados de cáncer de tiroides, sobre todo en Homyel, una región bielorrusa enormemente contaminada, un poco al norte de Chernóbil. Al menos 9 de ellos han muerto a causa de la enfermedad (…). Un estudio del Fórum de Chernóbil, un grupo de expertos convocados por la Agencia Internacional de la Energía Atómica, la Organización Mundial de la Salud y otras agencias de Naciones Unidas estimaron que, de los millones de personas expuestas a la nube radiactiva de Chernóbil, unos 4000 morirán de leucemia y otros tipos de cáncer causados por la radiación (…). Pero Jacov Kenigsberg, Jefe de la Comisión Nacional para la Protección de la Radiación de Bielorrusia, indica que llevó de 20 a 25 años la aparición de algunos cánceres inducidos por la radiación en los supervivientes de las bombas atómicas. “Podemos decir que estamos en el comienzo del camino”.


El accidente tuvo consecuencias psicológicas graves sobre los afectados. Algunos científicos creen que la elevada tasa de enfermedades del corazón presentes en los liquidadores es un resultado de una ingestión excesiva de alcohol, además del estrés, dietas pobres y fumar mucho tabaco, a consecuencia de lo vivido tras la explosión del reactor número 4. Algunos, no sólo liquidadores sino otros afectados, creen que ya están condenados, y no les importa ingerir setas y frutos crecidos en terreno contaminado.

La explosión del reactor liberó una radiación entre 100 y 500 veces superior (según las fuentes) a la de la bomba atómica de Hiroshima. Afectó a 160000 km2 en las tres repúblicas soviéticas mencionadas (1/3 de la superficie de España), y la nube cubrió otros 45000 km2 de superficie en otros países europeos. Debido a los vientos que soplaron de componente este los días posteriores a la catástrofe, la radiactividad llegó hasta el centro de Suecia, a unos 2000 kms de la central nuclear. Allí, todavía hoy se pueden recoger setas en el sotobosque de los extensos bosques boreales que, al ser analizadas, muestran un porcentaje alto de Cesio 137. Este es uno de los isótopos, de los emitidos en la fuga radiactiva y junto con el Estroncio 90, más estables, y que no desaparecen hasta varias décadas después de haberse depositado.

Las consecuencias del accidente han permanecido en la siguiente generación. Muchos niños nacidos de madres afectadas por la radiación sufren de dolencias y malformaciones difíciles de curar. Muchos, incluso algunos ya nacidos cuando ocurrió la catástrofe, fueron abandonados por sus padres y viven todavía en orfanatos (recomiendo ver el interesante
reportaje de Mercedes Milá en Tele5 sobre Chernóbil y otras centrales nucleares, entre ellas las españolas).

Pero, a pesar de todo esto, miles de nuevas centrales nucleares están siendo proyectadas y construidas en todo el mundo. La India, con 15 reactores en funcionamiento, construye 8 en la actualidad, alguno de ellos en zonas de alto valor ecológico. Estados Unidos opera 103 (el 25% de todos los que funcionan en el mundo) y planea la construcción de nuevos reactores. China planea quintuplicar su capacidad nuclear en los próximos años.

Los defensores de la energía nuclear afirman que es la energía más limpia (de hecho, es la que menos emisiones de gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, menos incluso que la energía eólica o la solar) y, por encima de todo, que un aumento en la cuota de energía producida por las centrales nucleares, en detrimento de las térmicas que funcionan a base de carbón (y que emiten 300 veces más gases perjudiciales para al atmósfera que las nucleares), sería beneficioso para la salud humana y la del planeta, incluso para paliar en parte los efectos del cambio climático. Para muchos países en desarrollo, además, la energía nuclear supone un pilar en sus ambiciones de convertirse, algún día, en países desarrollados. Incluso en la propia Ucrania, los liquidadores de Chernóbil son partidarios de la construcción de nuevas centrales: Somos profesionales y comprendemos que no hay alternativa al desarrollo de la energía atómica, salvo que el mundo quiera renunciar al progreso, dijo uno de ellos en pleno homenaje a las víctimas del accidente nuclear.


Sin embargo, los riesgos de la energía nuclear son indiscutibles, incluso para sus más ardientes defensores: un accidente como el de Chernóbil puede volver a ocurrir. También un ataque terrorista o incluso un simple robo de material nuclear para la hipotética fabricación de una bomba atómica.

Hace dos días se cumplió el aniversario del accidente nuclear de Chernóbil, que afectó a unos 7 millones de personas (650000 niños) de forma directa. Dentro de dos días, se cerrará la central nuclear de Zorita, la primera en España que va a ser clausurada. La energía nuclear no está en declive, sin embargo. El aumento de la población mundial implica un incremento de la demanda de energía, y las nucleares son una forma eficiente y limpia de conseguirla. Muchos Estados desarrollados o en desarrollo abogan por un renacimiento de la energía nuclear como solución a la escasez de fuentes de energía rentables y respetuosas con el medio… a pesar del alto riesgo que encierran para la salud humana si ocurriera cualquier accidente. En España, las centrales nucleares producen un cuarto de la energía total. Quizá esto que escribo lo haga gracias a la energía nuclear, que mantiene mi ordenador encendido. Pienso que hay que seguir apostando por las energías renovables, como la solar o la biomasa, que aunque puedan emitir más gases de efecto invernadero que las nucleares, sin duda no entrañan los riesgos de éstas.

Ojalá la fortuna nos siga sonriendo, ya que desde Chernóbil no ha ocurrido ningún accidente nuclear de gravedad. Los afortunados que tenemos acceso a la energía eléctrica (¿cuánta proveniente de una central nuclear?) seguiremos usándola aunque sea, como a través de este ordenador encendido, para apoyar el desarrollo de energías alternativas o renovables. ¡Menos coche y más bicicleta!

Fotos:
[1] Reactor 4, Central Nuclear de Chernóbil [National Geographic Magazine, NGM]
[2] Un piso de la ciudad fantasma de Prípiat, evacuada por completo a las 40 horas del accidente [NGM]
[3] Niño afectado por la radiación, paciente de cáncer [NGM]
[4] Mina de carbón, primera fuente de energía a nivel mundial [NGM]

Fuentes:
Greenpeace
National Geographic Magazine (abril 2006)
Tele 5

El País


26 abril 2006

Tejas de un tejado inacabado

Arropado por la manta temblorosa, reflejo de mis pasos perdidos en la mañana, salgo a husmear el viejo verano, conocido, traidor de las ilusiones caducadas, portador de las posibilidades del amanecer y de los pensamientos emancipados.

Un rellano de cartón-piedra frena mis instintos de correr hasta alcanzar el sol de la mañana. En todo caso, otras veces que lo intenté se ocultó tras las montañas cuando a punto estaba de rozarlo con mis dedos.

Observa el astro cómo su trazo, cálidamente surrealista, no puede ser ignorado por la fuerza de los tiempos que arrastran lo que alcanzan a su paso: las ideas confusas de transformación de lo real y lo irreal, bajo la lente oscura que las protege de las radiaciones espaciales.

Avanzo con los brazos abiertos hacia el viento de levante. Me llueve la arena del desierto, el aire del mar, el olor a algas, a la naturaleza que pacientemente espera una decisión. Abro los ojos. Cuando la tierra oculta mi retina, sonrío a la traición del sol.

18 abril 2006

La lucha que es el mundo

"Germinal", de Émile Zola

La dicotomía que hace funcionar el planeta es la de trabajador y empresario. Los trabajadores siguen luchando por sus derechos día a día, parece mentira, después de siglos de fatigosa reivindicación de lo que justamente les corresponde. Es una trama compleja, mil veces analizada, protagonista de cantos, poemas, películas, novelas y, sobre todo, movimientos sociales, revueltas y revoluciones ocurridas a lo largo de los siglos hasta el día de hoy.

De forma natural, las cosas tienden a un equilibrio entre dos corrientes, entre dos opciones, entre dos posibilidades. Nos movemos siempre entre dos extremos, hagamos lo que hagamos, cuando nos pronunciamos, cuando observamos, cuando amamos y dejamos de amar. Caminamos por la entropía que nos rodea, mientras intentamos llegar a un acuerdo con nosotros mismos, alcanzar el balance que nos permita ser felices siendo, sin serlo, egoístas para con los demás.

Una parte importante de esa apacibilidad que deseamos es nuestro trabajo, aquello que podemos conseguir y mejorar mediante nuestras manos y nuestras mentes. No dependemos completamente de nosotros mismos en esa situación, casi nunca. Nos vigila el Gran Hermano empresarial, a veces dejando hacer, muchas otras generando, en mayor o menor manera, un movimiento de los que mueven las cosas para que éstas se muevan mejor.

Émile Zola escribió Germinal a finales del siglo XIX, una obra representativa de las desigualdades que seguimos observando hoy en día, sobre todo en los países en desarrollo. En los desarrollados, la lucha de clases y de sexos ha servido para llegar adonde hoy nos encontramos, a una sociedad todavía muy desigual pero que no permite los pasos hacia atrás (a menos que se los impongan). Sin embargo, todavía hoy hay que pelear por la justicia del trabajo, como han hecho recientemente los estudiantes franceses hasta evitar la entrada en vigor de una rocambolesca ley que permitía el despido libre de los trabajadores jóvenes en sus primeros dos años de empleo (¿Quién dijo inserción laboral?). En España, a pesar de la infame situación laboral de los jóvenes, de momento no decimos nada.

Zola describe en su novela la lucha por la dignidad de los trabajadores de las minas de carbón, en la Francia de mediados del XIX. Refleja con dura agudeza la desigualdad entre los paupérrimos trabajadores, tratando de sacar adelante a sus familias a base de interminables jornadas arriesgando sus vidas en la mina (derrumbamientos, explosiones, enfermedades) y los propietarios y (ya entonces) accionistas de la explotación, disfrutando de sus vidas busquesas a base de la miseria y muerte de los trabajadores. Narra el germen de la rebelión, la aparición de la rabia contenida tras años de escasez y opresión, y el desarrollo de la lucha a través de una bella crónica a favor de los desfavorecidos. Van unos extractos:

"Étienne estaba contemplándolo, y la sangre volvía a subir a su corazón. Si los obreros sufrían hambre, la Compañía gastaba sus millones. ¿Por qué había de ser ella la más fuerte en aquella guerra del trabajo contra el dinero? En cualquier caso, la victoria le costaría cara. Luego contarían sus cadáveres. Le dominaba de nuevo un furor de batalla, la necesidad feroz de acabar con la miseria, incluso al precio de la muerte. Daba igual que el poblado reventase de golpe si había que seguir reventando poco a poco de hambre y de injusticia (...)".

"Pensativo, el señor Grégorie miraba a aquella mujer y a aquellos críos lastimosos, con su carne de cera, su pelo descolorido, la degeneración que les impedía crecer, roídos por la anemia, y de una fealdad triste de muertos de hambre. Se había producido otro silencio y sólo se oía la hulla que ardía y soltaba un chorro de gas. La sala húmeda tenía ese aire pesado de bienestar con que se adormecen los rincones de la felicidad burguesa."

Blanco y negro. La historia de siempre: el empresario, en poder del dinero y las armas, explota para nunca sentirse satisfecho; mientras, los trabajadores no tienen con qué sentirse satisfechos. Porque no tienen nada.

16 abril 2006

Maníaco embrollo

Please, let me be
No more, no less
A beautiful mess
(Marlango, Beautiful mess)


Soy reflexión andante
Una nube de papel
Una duna del Sahel
Un párpado al volante
Hoy.



Torpezas que canto
las barro con la mano
del viento insano
que vuela el llanto
Hoy.



Otro paso más
Un dibujo de sonrisa
Acallado con la prisa
Atacando por detrás
Hoy.




Acabó la carrera
Hoy no es ayer
Ni es hoy.

Fotos:

[1] Punta Paloma (Cádiz). 15 Septiembre 2005 [Wala]

[2] Eléboro (Helleborus phoetidus). Sierra de las Nives (Málaga). 8 Abril 2006 [Wala]

[3] Estepa blanca (Cistus albidus). Sierra de Grazalema (Cádiz). 16 Abril 2006 [Wala]

[4] Atardecer en la Sierra de Grazalema, visto desde la Sierra de las Nieves. 17 Febrero 2006 [Wala]

07 abril 2006

Morirá la llama

Fuego.

Fuego que nutre, fuego que quema, fuego que ciega mis ideas ya casi olvidadas.

Fuego que aparece y desaparece, fuego que arrasa la risa, fuego que apaga el desasosiego.

Fuego, fuego a extinguir, fuego que no llega, fuego deseado.

Fuego detestado, fuego contradictorio, fuego social, fuego de lo incompleto.

Fuego sin humo, fuego homicida, fuego en la mirada.

Fuego cobarde, fuego bromista, fuego que corre más que tú. Fuego.

Fuego, apágate.


Atardecer de fuego sobre la Sierra Blanca (Málaga)

06 abril 2006

Acontece

Otra vez me traicionó el amanecer, que dejó en mi felpudo el periódico de las existencias incompletas.

Lo abrí por la primera página, la de internacional, para constatar que el mundo no escribe las historias que lo hacen girar.

Pasé por la sección de opinión, donde aparecieron los espectros de los que esculpen en la tierra el transcurso de las cosas.

Al llegar a nacional, comprendí los apuros de la física para imponer el equilibrio natural de los fenómenos moleculares.

El deporte mostró una vez más que no siempre los poderosos son los que más consiguen, aunque la sección de economía lo negara a base de los gráficos de la injusticia.

Al cerrar el periódico, miré en derredor buscando su propio destino. Entonces, encontré un contenedor para material radiactivo, y allí lo introduje.

Sólo después recordé que había olvidado leerlo de atrás adelante, como siempre antes había hecho. Pero ya era tarde para rectificar.

03 abril 2006

Aguardaré

No transitaré por la senda
de las conversaciones malversadas
que recuerden lo que tengo.

No regalaré carcajadas
de los instantes comunes
que muestren lo que fuí.

No soplaré la brisa
de la simple historia
que viaje en mi humanidad.

No pisaré con mis párpados
en el fango traicionero
que forman la tierra y el mar.

No dormiré entre tinieblas
de una paz mentirosa
que esconde lo que vendrá.

01 abril 2006

Manifiesto (I)

La única rutina que no odio es la de tu cuerpo.

Acrílico de Jorge Cárdenas Aceves (Kok)

31 marzo 2006

Impunidad: imposible

"Garage Olimpo", de Marco Bechis (1999)

En 1976, una junta militar dio un golpe de Estado en Argentina. La dictadura duraría hasta 1983. En esos siete años, se impuso un régimen de persecución a cualquier oposición al gobierno militar, a base de torturas, asesinatos y desapariciones. Hoy, hace 8 días que se cumplió el trigésimo aniversario de la asonada. Tras el fin de la dictadura militar, mientras miles de ciudadanos volvían al país tras el penoso exilio (qué triste es que tengas que marcharte de tu país porque tu pensamiento pueda suponer tu muerte), los primeros gobiernos de la democracia (en especial el de Carlos Menem) promulgaron leyes que garantizaban, de facto, la impunidad de los militares golpistas frente a delitos de genocidio, torturas, crímenes contra la humanidad y muchos otros. Recientemente, el gobierno argentino del presidente Néstor Kirchner ha derogado esas leyes, un acto de justicia con mayúsculas, aunque tardía. Los militares que todavía no han muerto pueden ser por fin condenados, y las miles de familias afectadas, al menos ver que los asesinos de sus familiares no se van de rositas al otro mundo (parece que los horrores de las dictaduras cada vez tardan menos en ser llevados a los tribunales).

La película Garage Olimpo narra la historia de María, detenida tras el golpe militar y llevada a un garage reconvertido en sala de torturas por el gobierno militar. El film retrata con crudeza y mucho realismo la agonía de la protagonista en su estancia en el Olimpo (desalmada ironía, el nombre). Hay pequeñas historias dentro de esta gran historia que reflejan hasta dónde puede llegar la crueldad del ser humano, incluso para con sus propios hermanos de sangre (¿todos lo somos?). Un narración muy dura, espeluznante, que vale absolutamente la pena ver para no olvidar y luchar aunque sea con nuestra palabra y pensamiento contra los dictadores y sus sangrientos desmanes. Algo es algo.

Enlaces:
Madres de la Playa de Mayo
H.I.J.O.S. de la dictadura
Dictadura militar argentina (Gobierno argentino)

Métrica sólo escrita

No se ha fabricado distancia tan corta que no se salve con una mirada o con un hormigueo. No existen geografías resistentes a quien quiere querer. Cada día, miles de pequeños viajes, periplos que sortean esta minucia de obstáculo que es la distancia física, ocurren a nuestro alrededor. Desde el centro de la plaza, girando en derredor, conocerás sin conocer a unas cuantas personas que han convertido esas pequeñas trabas en chaladuras de amistad o amor. Tarde o temprano, el que no pueda decir eso sentirá que le falta algo, como le falta a todo el que no se deja llevar por la locura de vez en cuando, transgrediendo las normas que están para ser cumplidas siempre excepto en casos de prescripción por felicidad.

Las distancias físicas que a mi me afectan las recorro cada día en mi oido al oirte, y se hacen menos distantes. A veces estás tan cerca que siento que puedo descargarte con mis manos mis dudas y pensamientos que siempre recibes y transformas en tranquilidad.

Quizá Jorge Drexler explica algo de esto mejor:

Desde ahora mismo y aquí
hacia donde quiera que estés
parte de mi alma
parte a tu encuentro.
Sabes que te llevo dentro mío
igual que yo sé que tú me llevas dentro.

Se trata de un leve pulsar
que se abre camino hacia tí
cruzando las estaciones, constelaciones,
los momentos.
Digo que esta vida es llevadera
sólo porque sientes tú
lo que yo siento.

Jorge Drexler, Transporte, del disco "Eco".

30 marzo 2006

Luz no manipulada

Amanecen mis andamios y cuestiono cómo edificar un día, un simple día, uno más queriendo que no sea sólo uno más, que tenga una pintura diferente, una arquitectura de titanio loco, un mirador que dé a las olas lejanas de lo que seremos.

Melodías que me acompañan en esta empresa, miradas de soslayo, puras, glaciales o rencorosas, un barullo sin dibujar de reflexiones descafeinadas que no se pueden mojar, no se pueden saborear, no se pueden compartir.

Son estratos, capas de un sustrato por el que caminan mis pasos en zigzag, componiendo un cuadro abstracto de deseos cobardes y valientes. Contradicciones que me persiguen, como a ti. Luces y sombras transformados en las líneas limpias y simples que no da la realidad.

Un lapso de retina mentirosa refleja lo que mis manos tocarán si algún día yo lo creo. Entre los resquicios de floresta de una humanidad conquistadora, viajan las horas. Atardecen mis andamios, y la cama sin hacer.

29 marzo 2006

Límites

El horizonte es mi línea de meta
allá en la lejanía de la mente
curvándose en espiral
jugando con la óptica, la luz
el baile cromático del tiempo.

El círculo es mi campo de acción,
mi terreno de batalla,
la forma que no escojo.

Cae en mis manos una lucidez de Benedetti:

Lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

hoy está más allá
de las nubes que elige
y más allá del trueno
y de la tierra firme

demorándose viene
cual flor desconfiada
que vigila al sol
sin preguntarle nada

iluminando viene
las últimas ventanas

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya se va acercando
nunca tiene prisa
viene con proyectos
y bolsas de semillas

con ángeles maltrechos
y fieles golondrinas

despacio pero viene
sin hacer mucho ruido
cuidando sobre todo
los sueños prohibidos

los recuerdos yacentes
y los recién nacidos

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya casi está llegando
con su mejor noticia
con puños con orejas
con noches y con días

con una estrella pobre
sin nombre todavía

lento pero viene
el futuro real
el mismo que inventamos
nosotros y el azar

cada vez más nosotros
y menos el azar

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

lento pero viene
lento pero viene
lento pero viene

M. Benedetti, del libro "Preguntas al azar"

24 marzo 2006

Nocturnidad y alevosía

La noche me alcanza, desprevenido, en forma de nota musical. El frío me hace sonreir, sentir libertad desencorsetada tras mucho tiempo sin caminar sola. La música en mis oidos confiesa: My heart is yours / It's you that I hold on to / That's what I do / And I know I was wrong / But I won't let you down / ...I saw sparks / ...I saw sparks



La oscuridad traicionera muestra todo lo que no queremos ver. Vivimos en constante maratón, pero sin dejar de ver lo que no queremos ver. El extrarradio del capitalismo son los seres que viven en nuestro desinterés y de lo poco a lo que queremos renunciar. Paso al lado de una persona sin hogar y me remuerdo por quejarme de lo que tengo, por poder escribir esto que escribo, mientras suena en mis oidos:

Look at the stars / Look how they shine for you / And everything you do / Yeah, they were all yellow


Mis pasos continúan, igual que siempre, mirando al frente. Eterno conflicto empático, realidad o luz, vida o sombra. Mi pensamiento se proyecta bajo una trémula farola. La ley de los vasos comunicantes que nunca se cumplió para las personas, yo tampoco la aplicaré, pero llegaré hasta donde pueda. Si puedo. La música se despide:

Oh no, I see / A spider web is tangled up in me / And I lost my head / The thought of all the stupid things I said / Oh no, what's this? / A spider web, and I'm caught in the middle / So I turned to run / The thoughs of all the stupid things I've done

Los minutos se hacen horas. Cuando despierto, las horas se han hecho minutos, que nunca recuperaremos.

Fotografías de Chema Madoz.
Letras de las canciones de Coldplay (Parachutes, 2000)

23 marzo 2006

No soy el único que lo piensa

Si un hombre ha bebido en exceso, si ha trabajado demasiado, si su espíritu está cansado, que se tome una taza de chocolate aromatizado, y le ocurrirán maravillas (Anthelme Brillat-Savarin, jurista y gastrónomo galo)

21 marzo 2006

El paraíso de cada uno

"Paradise Now", de Hany Abu-Assad

Cuando mucha gente se pregunta si el paraíso existe, muchos otros simplemente sólo cuentan el tiempo que les queda para alcanzarlo. Pero, ¿acaso se cuestionan la utilidad de hacerlo, si supone sacrificar mucho más que tu vida propia, incluso más que las vidas ajenas que se pierden por los actos de fanatismo puntual?

La búsqueda del paraíso, tan antigua como las religiones, es absolutamente legítima, como innegable es que ha llevado a personas y sociedades a realizar actos completamente innecesarios, crueles y estúpidos durante siglos.

Desde hace más de medio siglo, Israel (estado constituído en 1948 tras un acuerdo de la ONU para formar un "hogar judío") y Palestina (estado no reconocido a nivel internacional, formado por dos territorios separados -Gaza y Cisjordania- y enclavados dentro de las fronteras de Israel) mantienen un conflicto bélico. El pueblo palestino lucha por una independencia que garantice sus derechos territoriales, el israelí por mantener su control y poder sobre dicho territorio, en especial sobre la ciudad sagrada de Jerusalén. El conflicto ha alcanzado en numerosas etapas niveles de crueldad y absurdez espectaculares, con ambas partes luchando por lo que creen legítimo, pero con medios muy diferentes: Israel haciendo uso de su innegable superioridad militar (adquirida en gran parte gracias al apoyo de los Gobiernos de Estados Unidos, persionados a su vez por el poderoso lobby judío presente en aquel país), y Palestina respondiendo a dicho poderío militar mediante acciones terroristas, en su mayor parte, inmolaciones. Las violaciones de los derechos humanos por ambas partes han sido constantes en estos años. Las Naciones Unidas poco han podido hacer a favor de la creación de un estado palestino, ya que los Estados Unidos, que tienen derecho de veto en la Organización, y por las razones antes explicadas, siempre han querido ejercer el papel de mediadores en el conflicto (sin éxito).

En Paradise Now, la película de Hany Abu-Assad que tanto éxito ha tenido (no exento de polémica, en especial en Israel y en Estados Unidos), se narra la historia de dos amigos palestinos elegidos para llevar a cabo el próximo atentado suicida en Israel.

El hastío provocado por toda una vida viviendo en la pobreza, oprimidos por el control de sus fronteras por parte de otro estado, educados en condiciones infames, con gran influencia de los líderes religiosos que casi siempre y durante años han ido fomentando un fanatismo religioso creciente, llevan a los protagonistas a aceptar con orgullo en encargo que les es otorgado. Por fin serán capaces de vengar el sometimiento al estado de Israel y la muerte de tantos compatriotas.


Pero la aparición de una tercera persona, hija de un mártir de la causa pero que ha visto la situación desde fuera de Palestina durante años, les hace ver que el favor que creen que hacen a la causa palestina los suicidas acaba traduciéndose en más daño a la misma a través de las salvajes represalias militares israelíes. Al conflicto bélico se añade un conflicto personal que hace tambalear las convicciones más firmes de los protagonistas, y la situación se resuelve de una forma inesperada, tensa, y quizá muy real.

Una película impresionante, en el sentido literal de la palabra, que ha ganado multitud de premios (premios del público y Amnistía Internacional del Festival de Berlín, Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, nominación al Oscar en la misma categoría) y que vale mucho la pena ver para comprender multitud de facetas de este conflicto lejano y cercano. Ojalá ambas partes llevaran a la práctica el lema de la película: "A veces el acto más valiente es el que no se lleva a cabo".

Quién sabe si existe el paraíso, pero no vale la pena conseguirlo a cualquier precio.